La Tercera Condición se centra en la peripecia de Fima, un hombre de cincuenta y cuatro años que reside en Jerusalén, tras dos matrimonios terminados en divorcio. De espíritu casi juvenil, soñador en grado sumo, cree posible la paz entre Israel y los árabes.
«Como todos los profetas… Fima exaspera a unos, divierte a otros, conmueve a las señoras si se tercia, pero no convence a nadie. Hay en él algo de Charlot y de Woody Allen…Predicador a su pesar, se obstina en la defensa de una tercera vía, la que conducirá a la “verdadera vida” y pondrá fin a “este absurdo conflicto inmobiliario con el Islam”…No hay esperanza de sosiego para este hombre de buena voluntad, pero sus gritos, sus risas y su aliento desbordan el marco de la página. Para sus lectores, el profeta ha ganado la partida»
Gabrielle Rolin, L’Express
Amos Oz (Jerusalén, 1939) Dedicado profesionalmente a la docencia y a la literatura, veterano de guerras entre Israel y los países árabes en 1967 y 1973, se convirtió en un destacado activista por la paz entre árabes y judíos. Uno de los escritores que le ha devuelto la dignidad literaria al hebreo y autor de unas memorias imprescindibles para entender la convulsa historia de su país, es autor de una ya abundante obra reconocida internacionalmente: Premio Israel de Literatura (1988); Premio Goethe de Literatura (2005) por su libro autobiográfico “Una historia de amor y oscuridad”; y candidato varios años consecutivos al Premio Nobel de Literatura.
Título: La Tercera Condición
Autor: Amos Oz
Colección: Novela/Seix Barral
ISBN: 84-322-4702-2
Edición: 1993
Encuadernación: Rústico
Páginas: 276
Dimensiones: 21 x 13 cm.
Tema: Literatura extranjera
Idioma de publicación: Español
Se dio a conocer en otros países en los ochenta, a través de sus primeras novelas: “Mi marido Mikhael”, “La caja negra”, “Las mujeres de Yoel” y la magnífica “La tercera condición” (1993), donde daba voz al personaje apasionado, parlanchín y soñador de Fima, encarnación caótica y humana de su conflictiva y mística ciudad natal, Jerusalén. Más tarde, su obra ha sido publicada básicamente por Siruela, donde han aparecido las novelas “No digas noche” (1998), “Un descanso verdadero” (2001) y “El mismo mar” (2002), además de “Una historia de amor y oscuridad”, en la que, utilizando como trasfondo histórico la trágica, heroica y extraordinaria epopeya de la creación del Estado de Israel, abordaba al mismo tiempo la narración de una saga familiar, la suya propia, de emigrantes llegados desde la Europa del Este. Por otro lado, también, por primera vez, enunciaba literariamente un tabú hasta ahora no tratado por él de forma pública: el suicidio de su joven madre, cuando apenas tenía doce años.
Amos Oz es un escritor, novelista y periodista israelí, nacido en 1939 y considerado como uno de los más importantes escritores contemporáneos en lengua hebrea. Premio Israel de Literatura (1988); Premio Goethe de Literatura (2005) por su libro autobiográfico Una historia de amor y oscuridad; y candidato varios años consecutivos al Premio Nobel de Literatura.
Es profesor de Literatura en la Universidad Ben-Gurión de Be’er Sheva, en el Néguev y miembro de la Academia Europea de Ciencias y Artes. En 2007 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Descendiente de una familia de emigrantes rusos y polacos. En 1954, Oz entró en el Kibutz Julda. Desde entonces se le conoce por su nombre actual. Mientras estudiaba Literatura y Filosofía en la Universidad Hebrea de Jerusalén, entre 1960 y 1963, publicó sus primeros cuentos cortos. Estudió también en la Universidad de Oxford. Desde 1991 es miembro de la Academia del Idioma Hebreo.
Luego de participar en la Guerra de los Seis Días y en la Guerra de Yom Kipur fundó en los años 70, junto a otros intelectuales, el movimiento pacifista Shalom Ajshav (“Paz Ahora”). Ha escrito 18 libros en hebreo y alrededor de 450 artículos y ensayos. Sus obras han sido traducidas a más de treinta lenguas.
CAPÍTULO 1ESPERANZA Y GRACIACinco noches antes del triste suceso Fima tuvo un sueño que anotó a las cinco y media de la madrugada en su libro de los sueños, un cuaderno marrón que siempre se encontraba en el suelo, a los pies de su cama. Fima se había acostumbrado a apuntar en este libro, en la cama, cuando las primeras líneas pálidas del alba empezaban a aparecer entre las rendijas de las persianas, todo lo que había visto durante la noche. Aunque no hubiera visto nada, o hubiera olvidado lo visto, encendía la luz, parpadeaba, se incorporaba y, después de colocar sobre sus rodillas una revista gruesa a modo de escritorio, escribía algo parecido a esto:«Veinte de diciembre: noche en blanco.»O bien:«Cuatro de enero: algo sobre un zorro y una escalera de mano, pero los detalles se han desvanecido.»
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