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miércoles, 4 de julio de 2012

Acapulco en el sueño, Francisco Tario


FRANCISCO TARIO 
ACAPULCO EN EL SUEÑO
Con fotografías de Lola Álvarez Bravo
Fundación Cultural Televisa   
 Forro serigrafía de Carlos Mérida, tamaño 30 x 24 cm, pasta dura
Segunda edición
Facsímil de la edición mexicana de 1951 de Acapulco en el sueño
ISBN 968-6191-41-0
México, 1993

En tonos grises y silencios Acapulco fue retratada en 1951. La rareza del experimento es porque Francisco Tario (1911-1977), escritor marginal de universos propios, y la fotógrafa Lola Álvarez Bravo (1905-1993) publicaron Acapulco en un sueño, el cual es ya un gran documento, con 80 fotografías y textos.


El autor aprovechó la forma concisa y abierta del fragmento para utilizarlo en otro libro de fotografías titulado Acapulco en el sueño (1951), las fotos son de Lola Álvarez Bravo y permiten hacer un nexo entre la fotografía y el estilo de Tario.

Acapulco en el sueño es tal vez el libro más reposado del autor, el que menos angustia refleja.
En sus magistrales fotos de Acapulco en el sueño, Lola Álvarez Bravo tuvo que esquivar cuanto de fácil y efímero exhibe una naturaleza en exceso pródiga, un color en pleno desbordamiento, una vida en ebullición desatada recóndita de aquella cálida belleza. En los textos de Francisco Tario descubrió una interpretación de Acapulco que coincidía e iluminaba la suya propia, el panorama preciso que podía orientar sus ojos. La afinidad y el encuentro afortunado han hecho posible esta obra viva y emocionante, plena como un vino espiritoso, que es Acapulco en el sueño.


Acapulco en el sueño es la explosión desbordada de una sensualidad en pleno vuelo: aquí la tierra exige, el chubasco apremia, la carne impone su ritmo, sus angustias el tiempo, la raíz se desangra, la marea se vuelca, y el hombre, con lastimera sonrisa, esfuérzase en el centro del caos por mantener su equilibrio. Cálida o melancólica, incisiva o sombría, saturada de humor o de angustia, macabra o sensual, la voz de Francisco Tario nos alcanza siempre desde cualquier distancia. Es la sensibilidad genuina, la fuerza altiva, el espíritu sin artificios, que nunca engañan. Francisco Tario, en Acapulco en el sueño, también sonríe a través de “una luz torturante que a ciertas horas del día destruye cruelmente los panoramas” y construye su poema.


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